Por 12 años trabajé en el Consulado
de México donde pude ver de cerca el fenómeno de la Migración y conocer en
particular de las injusticias en contra de nuestros connacionales.
Vivo en una comunidad, donde chinos,
japoneses, estadounidenses, españoles y de otras nacionalidades, junto con
nuestros pioneros, se partieron el alma para hacer producir este remanso de
patria. Otros, tal vez aportaron menos, pero hicieron vida pacífica y
productiva. Nada que reclamarles.
Y es que hay que entender que por el hecho
de estar en la frontera, somos nosotros mismos producto de la Migración. Hace
por lo menos unos 600 años una sequía en centros poblacionales más grandes,
provocó una oleada migratoria hacia el Río Colorado. En particular hacia los alrededores
del Lago Cahuila, muy cerca del Valle Imperial.
A finales del siglo XIX se propició
una fuerte inmigración de chinos hacia los Estados Unidos con el fin de
trabajar en la construcción del ferrocarril, y al terminarse, los rechazaron al
punto de que, en 1904, se emitió una ley que prohibía su entrada.
Afortunadamente esto coincidió con el desarrollo agrícola de la región, que
requería de mano de obra y por este motivo, de 1910 a 1920 se facilitó la
entrada de asiáticos a trabajar en esta región.
La firma del Tratado de Amistad y
Comercio entre México y Japón, en noviembre de 1888, abrió la posibilidad para
que llegar a nuestro país los primeros grupos de japoneses como colonos.
Los procesos migratorios de chinos y
japoneses resultaron importantes para el
desarrollo de la región, en tal firma que fueron ellos los que impulsaron las
actividades productivas. Sin ellos, el cultivo del algodón en el valle de
Mexicali y San Luis, la pesca en Ensenada, o el desarrollo agrícola en el valle
de Maneadero, hubieran seguido procesos productivos diferentes.
“Los japoneses llegaron a administrar
hasta 81 mil hectáreas en el valle de Mexicali, de las que se podía levantar
una cosecha de 10 mil pacas de algodón con un valor de 450 mil dólares”.
Mire usted lector estos datos del
INEGI. En 2010, llegaron en total 154
mil 029 personas a vivir a Baja California, procedentes del resto de las
entidades del país. De cada 100, 18
provienen de Sinaloa, 10 de Sonora, 9 de Chiapas, 7 de Jalisco y 6 del Distrito
Federal.
Al 2010, de cada 100 migrantes
internacionales del estado de Baja California, 94 se fueron a Estados Unidos.
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