LOS CUCAPA |
Un libro al que no le basta la investigación
histórica. Que rastrea los más remotos antecedentes, pero al mismo tiempo,
plantea la problemática actual de la etnia. Desde los graves problemas que han
tenido que enfrentar por la declaratoria del alto Golfo de California,
como reserva de la biósfera. Su
conversión en ejidatarios, la preservación de su cultura y un largo etcétera.
Dice Tomás Di Bella, que el libro “Contribuye
sobremanera a divulgar la vida de esta tribu-nación de una manera respetuosa,
rastreando sus orígenes y evoluciones, dando a conocer sus cosmovisiones y sus
problemas más urgentes de resolver, regresándoles la voz a los oriundos de
estas tierras, para que ellos mismos nos digan de su lengua, de su hábitat, de
su apariencia, de su vestimenta, de su organización social; en fin, de todo su
ser en armonía con el universo”.
Según Juan Gregorio Regino de la Dirección
General de Culturas Indígenas, la lengua Cucapá cuenta con menos de 500
hablantes. Los expertos calculan que en el presente siglo dejarán de existir el
90 por ciento de las lenguas que se hablan en el mundo. La falta de hablantes
jóvenes y niños entre los Cucapá, está propiciando la paulatina desaparición de
la lengua. Con la muerte de los últimos hablantes, los ancianos y algunos
principales, esta lengua habrá desparecido y con ella se borra una historia de
miles de años.
Ellos, que eran dueños de todo este territorio,
desde el Río Gila hasta la desembocadura
del Río Colorado. De la montaña, el desierto, los lagos, del Río, del Mar, del
cielo, de todo, resultaron víctimas de las depredaciones de españoles, anglos y
mestizos mexicanos.
Todos se aprovecharon. Nadie hicimos nada. Poco
hemos hecho, de lo que es nuestra obligación hacer para la preservación de una
cultura cuyo espíritu se pasea por la que hoy llamamos nuestra ciudad, pero que
nos ha sido prestada, facilitada, rentada por sus verdaderos y milenarios
dueños.
Pero aún. Hoy que su rastro se disipa en las aguas
del mar californiano y en las reservaciones en Estados Unidos, la generosidad
de su "estilo de vida poco común" y el eco de su lengua sobrevive y
forman parte de la riqueza general de los indios de México y las tres Américas.
Dios, es señor que está arriba, se
paró y miró para abajo. Dio orden a las hormigas que secaran la tierra. Dios
dijo que trajeran semillas para sembrar. Los pájaros vinieron con muchas
semillas de sandía, calabaza y maíz. Luego hubo animales. Ellos se peleaban
mucho. Los pájaros trajeron la semilla, pero el corbejón mató al pescado, la
garza mató al pescado y pelícano mató al pescado. Todos mataban al pescado.
Cuando no había siembra, todos mataban al pescado. El zopilote, que es un
animal muy apestoso, no mató al pescado, él venía y limpiaba. Él apestaba
mucho, pero limpiaba. El cuervo sembró sandia, calabaza y maíz, era muy
trabajador. Cuando nació la siembra, el cuervo se comió el maíz y dijo, ahí les
dejo al corbejón, al pelícano y a la garza la sandía y la calabaza para que
coman. Esto fue cosa de gentes, no es cuento. Fue así como quedó todo aquello.
Esta historia es de los abuelos, así lo platicaron.
Según Tonatiuh Castro Silva, quien también escribió un
libro sobre la etnia: “Durante un intenso periodo pluvial ocurrido alrededor
del año 900 d.C., se formó un lago de agua dulce, convertido además en
desembocadura del río Colorado. El lago Cahuilla se ubicaba al noroeste del
actual delta, y abarcaba el área de los actuales valles de Mexicali, Imperial y
Yuma. Los cucapá se ubicaron en la unión del delta con el lago. Apenas casi un
siglo antes del arribo español, desapareció el lago y toda el área perdió sus
condiciones favorables. Por ello, ocurrieron una serie de flujos migratorios;
la etnia cucapá se dividió en cuatro bandas, denominadas: wi ahwir, mat skrui,
kwakwarsh y hwanyak o juañak. Los cucapá de Sonora son descendientes de la última
de las bandas mencionadas”.
Bienvenido pues este esfuerzo editorial del Centro
Cultural Tijuana, porque abona al conocimiento de nuestras culturas originales.
Awka
Chapei, maj kuar kuar.
*Manuel Cuen Gamboa. Autor de los libros
Rondín Nocturno (poesía), Zarpazos de Sol (Ensayo), La Frontera, el Rio y el Desierto
(Crónica) y Canto de Luz (Poesía). En
prensa Parvada de Olvidos (poesía).
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