martes, 17 de julio de 2012

Órbita de los elementos de Ignacio Mondaca

Órbita de los elementos
Por Manuel Cuen Gamboa
Agradezco en primer lugar a Rubén Meneses que me haya invitado  para hacer los comentarios de la presentación de Órbita de los elementos de Ignacio Mondaca Romero. En segundo lugar el autor por permitirme orbitar en torno a su obra literaria y circunstancia, y en tercer lugar a todos ustedes por enriquecer, con su presencia, el quehacer cultural de nuestra ciudad.
Antes de entrar en materia y con el permiso de quienes me acompañan en esta mesa, deseo informales que en completa complicidad con Rubén Meneses, estamos trabajando para que después de algunos años de ausencia, vuelva a la vida cultural de México la editorial que nos permitió convertirnos en autores publicados, que nos conocieran mas allá de las fronteras, me refiero a Editorial Papel que alcanzó a publicar más de una docena de títulos, principalmente de autores locales. Antes de que se realice el Quinto Encuentros de Poetas, deberá estar impreso y circulando el primero de los títulos de este nuevo proyecto.
El segundo anuncio que me permito hacer, es que estamos igualmente trabajando en forma conjunta para reunir los testimonios del trabajo literario de los poetas locales nacidos entre 1950 y 1982. Muy pocas evidencias existen de quienes han publicado por lo menos un libro y consolidado en su caso, una trayectoria literaria. Esperamos darles resultados muy pronto sobre estos dos proyectos culturales.
Vamos pues a lo que nos trajo a esta reunión.
Dice Octavio Paz, que el poema es un caracol, donde resuena la música del mundo y metros y rimas, no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal. Así, en la colección de poemas narrativos de Ignacio Mondaca, los elementos entran en correspondencia con los recuerdos de la experiencia vital.
Los elementos en órbita permiten la comprensión del cosmos, donde convive todo lo existente. Narrar los entornos, le permite al autor orbitar alrededor de un lenguaje que a veces se convierte en invitación al viaje; regreso a la tierra natal: “El mundo se apoltrona bajo un signo/prominente de equipatas”.  Como en cronopios de Cortázar, en esta obra no existe un orden cronológico. El tiempo es arbitrario, resuena en el silencio del desierto, se construyen en andamios de fronteras y se amortaja en los aires del trópico o quizá se derrama en el agua en ciernes.
Órbita de los elementos obtuvo el reconocimiento del jurado del decimo Concurso de Poesía del Pitic. De acuerdo al dictamen de los jurados, la obra muestra unidad temática, lírica y conceptual, capaz de crear un universo escritural propio y de gran riqueza imaginativa, que destaca por la creación de imágenes contundentes y marcada narratividad, además de establecer un diálogo referencial con el arte plástico e intertextual con la tradición lírica que precede al autor.
La poesía revela este mundo; crea otro. Evocar la palabra como ráfagas que nos deslumbran, para desaparecer después casi con la misma rapidez: “Ojo de pez y de serpiente que finge cerraduras” efímera imagen de la luna como “espejo que adultera la ventana”.  Los elementos en la obra de Ignacio Mondaca nos revelan, con el ojo de su palabra, lo que ha sido su experiencia vital, transitada entre ciudades que van desde el trópico hasta el desierto.
Finalmente, como bien dice Vicente Huidobro: “Que el verso sea como una llave/que abre mil puertas” porque a fin de cuentas “El poeta es un pequeño Dios”.
Muchas gracias.

jueves, 5 de julio de 2012

QUE NADIE ME LLAME COBARDE DE RUBEN MENESES


Todos los caminos en la obra literaria, pero sobre todo en la narrativa de Rubén Meneses, conducen inevitablemente al espacio de la frontera. En su primer novela Give me one penny, podemos encontrarnos la construcción de un escenario de frontera, en la cual, la vida de los jóvenes, se contraponen en línea recta con al espacio divisorio.
En Pídele a dios que te toque buena muerte, Meneses se asoma a la eternidad, le quita lo solemne, le pierde el miedo, borra los límites espacio-temporales para hacer dialogar a vivos y muertos. Muchas de las situaciones de sus relatos, conducen a espacios de frontera.
Y aunque en el propio prologo de Que nadie me llame cobarde, el autor advierte que la obra no tiene un espacio geográfico concreto, uno que conoce la ciudad y sus personajes, puede ubicar situaciones que mucho coinciden con el ajetreo diario de las ciudades fronterizas y en particular con San Luis Río Colorado.
La obra está escrita con un lenguaje sencillo y ágil, aunque de atmosfera limitada, genera interés en el lector, que encontrará en el buen manejo de los tiempos, personajes bien definidos, es decir, en cada uno de ellos se precia la identidad y la autonomía.
Tomas Saldívar está muy cerca de su cuarta década de vida, esa etapa donde no hay retorno y a lo único que se aspira es a poder remendar con dignidad lo ya dispuesto. A los 39, el siente que no ha logrado gran cosa, al menos no lo que ambicionaba en su juventud: alcanzar reconocimiento en la actividad científica. Ante esta molesta insatisfacción, no haya a quien culpar: ¿su jefe Jorge Lastra?; ¿su mujer, Elvia, Elvika o Elvis?; ¿su mala fortuna?
Así el tiempo pasa sin sobresaltos entre sus labores en la fábrica de cosméticos, cómodamente instalado en insulsas obligaciones, y en su hogar, donde ha sido arrinconado por la esposa y unos hijos apremiantes.
En tan anodina rutina, la única vía de escape son sus fantasías románticas con las más cercanas empleadas de la compañía; o su sueño de reencontrarse con Connie, su amor de juventud, periodo que recuerda como lo más entrañable de su biografía.
La gran ocasión se le presentará el día que es secuestrado, pues posee la formulación de una droga psicotrópica novedosa, aunque ilegal, que pudiera salvarlo. Paradójicamente, sus captores le ofrecen una oportunidad única para dejar atrás el maleficio que lo persigue. Pero pareciera que toda vida tiene su propio, inamovible sino.
Rubén Meneses es profesor en las áreas de literatura y comunicación en el Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora, campus San Luis Río Colorado.
Entre sus publicaciones destacan los libros de poesía Sombras de Vuelo y Bluesin’; el volumen de relatos Pídele a Dios que te toque buena muerte; y la novela Give me one penny, obra con la cual el autor cobró notoriedad internacional.
Dirigió la revista literaria Papel y la editorial del mismo nombre de 1990 a 2000. Es coordinador del encuentro anual de escritores Jornadas Binacionales de Literatura Abigael Bohórquez. Actualmente dirige la Escuela Libre de Escritores en San Luis Río Colorado.
Meneses Rubén, Que nadie me llame cobarde. Instituto Sonorense de Cultura, 2010.
Meneses, Ruben. Que nadie me llame cobarde. Instituto Sonorense de Cultura 2010 ISBN-10: 6077598143