jueves, 7 de noviembre de 2013

Parvada de Olvidos o no hay quinto malo



PARVADA DE OLVIDOS
Parvada de Olvidos es el nuevo libro de su servidor. Se trata en esta ocasión de un libro de poesía de 76 páginas, tamaño media carta y portada en tapa blanda. El prólogo fue escrito por el maestro Rubén Meneses Jiménez y la revisión de los originales correspondió a Samuel Roberto Lastra Morales.
Los otro cuatro libros son: Rondín Nocturno, de poesía, publicado por Editorial Papel (1995) en su primera edición y por Desierto Mayor editores (2012) en su segunda edición; Zarpazos de Sol, libro de ensayos, publicado por la Universidad de Sonora (1997), La Frontera, el Río y el Desierto, publicado por Editorial Papel con apoyo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (2000) y Canto de Luz, Poesía, publicado por Desierto Mayor editores (2008).
Parvada de Olvidos empezó a gestarse hace exactamente cinco años. Surgió la idea en medio de una vorágine de sucesos que se desencadenaron uno tras otro, obligándome a tomar decisiones transcendentes. Dalí Manuel, el ultimo de mis hijos, nacía en el hospital de Yuma, después de un embarazo difícil, del me que enteré ya tarde y se desencadenó apenas a los 6 meses de gestación. Entonces, era la bronca de su nacimiento en situación realmente difícil. Ciento ochenta días en terapia intensiva, de la que finalmente salimos para irnos a casa, con una deuda millonaria y un bultito, precioso, pero delicado.
Dalí Manuel supo ser fuerte y hoy es ya todo un hombre en segundo de preescolar. Yo, algunas veces me doblaba en medio de la situación. Se me vino el mundo encima en un instante. Al final valió la pena. Pudimos criar un hijo mas, inteligente, modosito y comelón y de todas las dificultades sufridas salió este libro que hoy nos reúne.
Me propuse escribir un poema diario hasta llegar a cien. Lo cumplí, pero en el camino de la criba se quedaron un bonche de textos que no reunieron las condiciones de calidad para ser incluidos en el libro. Luego vinieron las correcciones. Las lecturas y propuestas de corrección de mis más cercanos amigos y colaboradores y finalmente quedó esto, casi nada, pero sí lo más valioso de aquellos sentimientos encontrados con los que tuve que cargar por algunos meses.
El texto se fue un par de veces a concursos literarios y no corrió con la suerte de verse triunfador en ninguno de ellos. La suerte quiso que ese triunfo se lo otorgaran ustedes con su apoyo al adquirir no solamente uno, sino varios ejemplares.
La poesía ha sido uno de los hechos culturales más relevantes en la historia de las civilizaciones. Todos los pueblos –desde los antiguos – cuentan entre sus personas de recordación más memorable con poetas, que se volvieron inmortales gracias a sus versos.
“Los poetas perviven a su tiempo. Sus versos de amor siguen siendo herramienta de quienes buscan el beso anhelado de los labios esquivos…su erotismo sigue poniendo a vibrar pieles de todas las épocas y edades…sus denuncias sociales continúan evidenciando la injusticia y la exclusión, la explotación y el sufrimiento…su vitalidad sigue generando entusiasmo y sus –a veces oscuros- versos sobre la tristeza, el desamor y la muerte, siguen haciendo que florezcan lágrimas en muchos ojos…”
Yo recuerdo de mis lecturas escolares, por ejemplo, poemas que me dejaron marcado para siempre. Era un poema de José Martí: “Cultivo una rosa blanca/en junio como enero/para el amigo sincero/que me da su mano franca//Y para el cruel que me arranca/el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo/cultivo la rosa blanca/”.
Admirable. Profundamente universal. Local en la substancia. Así me pareció siempre este poema del creador de la nacionalidad cubana como la conocemos hoy, porque al hablar de un valor universal como es la amistad, yo siempre lo relacioné con la paz social, un valor que debe estar en todo ciudadano consciente.
También de los libros de texto de aquellos tiempos se me quedó en el subconsciente este otro poema de Amado Nervo que dice: Que miras por la ventana/Miro el sol que ya ser va/Y me dice: “¡hasta mañana!”/Di, madre ¿que? ¿Volverá?/.
En la casa de mis padres siempre hubo que leer. Recuerdo entre otras cosas un viejo calendario con cromos de paisajes y poemas de autores mexicanos como este de Manuel Acuña que siempre lo recordaré: ¡Pues bien!, yo necesito decirte que te adoro, /decirte que te quiero con todo el corazón; /que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro, / que ya no puedo tanto, y al grito en que te imploro, /te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión/.

Antonio Machado dijo alguna vez que la poesía es el dialogo del hombre con su tiempo. Este es entonces mi diálogo con todos ustedes que representan esta época.
Y como dijo Pablo Neruda: “Es tan corto el amor y tan largo el olvido”. Los dejo con esta “Parvada de Olvidos”. Abur.
*Ha sido promotor cultural en el Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora (CESUES), director de la Casa de la Cultura de San Luis R. C., Sonora; profesor de arte en la Escuela Normal Fronteriza del Valle de Mexicali. Actualmente se desempeña como Promotor del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) en el Consulado de México en Yuma, Arizona.