martes, 13 de marzo de 2018

El Golfo de Santa Clara; una perla entre el mar y el desierto

Esta obra, recopila los eventos históricos  que dieron inicio a la comunidad pesquera y turística del Golfo de Santa Clara, logrando una variada gama de relatos  y de historias, las más de ellas muy interesantes, que nos ponen de frente a los personajes fundadores, como los abuelos de Don Luis Navarrete (Perrito), Alejandro Rodríguez y Dolores Cázares, la familia Gutiérrez (Los Pocholongos), la familia Verdugo (Los Cuete) la familia Amaya, la familia Soberanes y muchos más. Hombres y mujeres de carácter recio, dispuestos a conquistar un territorio indómito, como lo es el desierto de Sonora y Baja California; zona compartida de mar y arena donde avanzar cada paso para llegar al lugar, implicó algo más que caminar; el sobre esfuerzo de hundirse y salir de la arena. Pero no solo era la arena, eran las serpientes y la desolación terrible por la ausencia de agua, de vegetación que protegiera del intenso calor o de la dureza de los inviernos y del extravío insoportable de las ventiscas.

Gloria Mojardín Zavala es maestra jubilada. Realizó estudios en la Normal Básica, Normal Superior y Universidad Pedagógica Nacional. Trabajó en escuelas primarias y secundarias. Entre otras en la Escuela Secundaria Agropecuaria # 42 y en la Escuela Secundaria Nocturna para Trabajadores. Ha pertenecido a la Comisión de Asuntos Históricos por más de 20 años (Fue su presidente en el 2010). Cofundadora de Centro de Investigaciones Históricas e integrante de la Sociedad Sonorense de Historia.
La escritora Alicia Hinojosa García escribe en el prólogo que “Al leer este libro, podemos comprender las  características que debe tener un conquistador, un fundador de un sitio tan inhóspito, pero que visto bajo la mirada de estos aventureros se ofrecía ante ellos no solo el desierto y sus dificultades, sino un murmurante mar lleno de vida, de alimento, de riquezas insospechadas.  Estos personajes merecen ser reconocidos, porque no únicamente se hicieron hombres de mar, sino que además, conquistadores del desierto. Cada historia, tiene la voz entrañable de la humildad y el gozo del corazón de Gloria Mojardín, abriéndose paso entre la narración y el recuerdo de los narradores”.
La autora, en el prefacio de su obra, dice que “Algunas personas me preguntan ¿por qué escribir sobre El Golfo de Santa Clara? Pues bien, siendo maestra en Hermosillo, cambié mi lugar de adscripción  a San Luis Río Colorado en 1976. En la primera oportunidad, fui a conocer el Golfo de Santa Clara, ya que una de mis maestras en la escuela secundaria, me había platicado maravillas de este lugar de una manera muy emotiva. Yo la escuchaba pensando que algún día tendría la oportunidad de estar en éste lugar tan añorado por ella,  y también escribiría sobre él. Quedé gratamente impresionada por el encanto de sus atardeceres, la claridad de sus aguas y su gente amable. Mis visitas frecuentes, ya como integrante de algunas asociaciones como la Comisión de Asuntos Históricos, el Centro de Investigaciones Históricas y la Sociedad Sonorense de historia, hicieron que renaciera en mí, el deseo de escribir sobre este bello poblado pesquero, y así lo hice”.
Y sigue narrando cómo su libro fue adquiriendo forma: “No fue tarea fácil, visité varias ciudades en busca de información, incluso San Luis Río Colorado, pero en ninguna encontré lo que buscaba, porque no existen archivos que puedan consultarse. Entonces recurrí a entrevistar a la mayor cantidad de gente posible, e incansablemente visité el Golfo de Santa Clara en innumerables ocasiones viajando, casi siempre sola, por la carretera que une a San Luis con este bello lugar, obteniendo muy buenos resultados”.
Continua: “Al convivir estrechamente con su gente durante mucho tiempo, me enteré de los numerosos problemas que han tenido que enfrentar desde los primeros pobladores que vivían en cuevas que hacían socavando la arena y poniéndoles techos de diversos materiales, ya que no había casas en sus primeros tiempos. Las playas lodosas les obligaron a transportar la pesca de totoaba con palancas, burros o caballos. Después utilizaron los anfibios, hasta llegar a recurrir a lo que la modernidad les ofrecía”.
Y finaliza: “El pueblo progresó, se organizaron cooperativas, se construyeron barcos, escuelas, comercios, Centro de Salud, Cruz Roja, Delegación y Comandancia de Policía. Se construyó el faro, hoteles, comercios. Se ha pavimentado un sector y se planean mejoras. Pero no todo es progreso, actualmente la gente Santa Clara está pasando por una época muy difícil, por la suspensión de la pesca, en un intento por preservar las pocas vaquitas marinas que existen. Las tierras del ejido no son cultivables y no disponen de dinero para darles otro uso. El turismo que los visita, atraído por sus hermosas playas  es esporádico y no suficiente para sostener a la población. Su futuro es incierto y preocupante, solo los sostiene su férrea voluntad y el arraigo que tienen en la tierra que a muchos de ellos, los vio nacer, así como la esperanza de un mejor mañana para ellos y para sus hijos…”.
Para Alicia Hinojosa García este “es un libro de vivencias de personas que directamente abrieron la brecha para hacer del Golfo de Santa Clara lo que es ahora. Tiene la memoria de los hijos que siguieron la huella de los padres, tal vez hechizados por el ronroneo marino, o los atardeceres inauditos al bajarse de las pangas. Era necesario un atrevimiento de la magnitud de sus fundadores para rehacer esta parte de nuestra historia local, y este ha sido, el de Gloria Mojardín, quien ha tenido que ir y venir por la carretera sin importar las inclemencias del clima, sin considerar si resultaba difícil o no. Ella se iba ante la ilusión de una entrevista más, donde se enteraría del tiempo en el que los golfeños vivían en cuevas, o cuando entrevistó  a los encargados de CONAPESCA, del Alto Golfo Sustentable y al Capitán del Puerto, para saber acerca de mareas y pesca, de tiempos buenos para la curvina o el camarón, y de que ha pasado con la vaquita marina. El machorro, el faro, lugares emblemáticos de los cuales se disfruta, pero se desconoce su historia, las fechas de fundación, los usos que la comunidad le ha dado y cuando el faro quedó cegado, no por el esplendor del sol sino porque dejó de funcionar”.
La prologuista concluye reconociendo “Qué importante me parece esta obra, porque en ella encontramos la determinación, la aventura, la tenacidad, los esfuerzos de organización en cooperativas pesqueras y las luchas que se han derivado con este propósito de no trabajar individualizados, de reorientar la organización social, política y económica y a su vez, las confrontaciones con las autoridades oficiales o no, que no faltan en el andar cotidiano.
Golfo de Santa Clara, una perla entre el mar y el desierto se publica en parte con el apoyo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias 2015.

 

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