ROSARIO CASTELLANOS |
Rosario
Castellanos es una de las más conocidas poetas mexicanas. Publicó varios libros
de poesía, aunque alcanzó el éxito con su primera novela, Balún Canan,
en la que representa la evolución del indigenismo mexicano y expresa
poéticamente el pensamiento indígena inmerso en un mundo de injusticia e
incomprensión.
Nació
en la Ciudad de México el 25 de Mayo de 1925. El 7 de agosto de 1974, falleció
en Tel Aviv, donde fungía como embajadora de México en Israel, víctima de una
descarga eléctrica de una lámpara doméstica.
Recién
nacida fue llevada a Comitán, Chiapas, la tierra de sus mayores. Ahí hizo sus
estudios primarios y dos de secundaria. Regresó a la capital a los dieciséis
años. Se graduó de maestra en filosofía en la Universidad de Madrid. Ejerció
con gran éxito el magisterio en México y en el Extranjero.
Hace
más o menos como 20 años que leí su obra de teatro El Eterno Femenino.
La obra me impactó tanto, por su indigenismo y el tratamiento del tema
femenino, que mi primera exposición individual de pintura que presenté en San
Luis Río Colorado se llamó justamente El Eterno Femenino, y se
realizó en el Centro de Seguridad Social, del Seguro Social, en 1982.
En
El Eterno Femenino de Rosario Castellanos, todas las mujeres
tienen un común de calidad. Son artífices de la historia, seres de su época que
entendieron su momento histórico y lo supieron interpretar. Todas son
inteligentes, astutas, dinámicas, decididas, activas y al mismo tiempo siguen
conservando su feminidad y su belleza, pues no han renunciado a nada.
En
El Eterno Femenino la exposición, que inauguró mi vida artística,
las mujeres cuyas imágenes son frecuentes en la obra, se fusionan con el
paisaje del desierto. No son necesariamente personajes, pero sí símbolos de una
presencia que distinguirá mi obra pictórica aún hasta en estos nuevos tiempos.
Sor
Juana, la
del convento; Carlota, la de Maximiliano; La Malinche, la de
Cortés; Eva la de Adán, toman vida, y en la obra y aparecen no opuestas a sus
complementos masculinos, porque Rosario Castellanos entendía muy bien que la
lucha feminista de su época, como la de hoy, es contra la sociedad en general
que las margina, no contra sus pares.
Según
una reseña que leí ayer, José Saramago bautizó AaRosario Castellanos como la
“Emabajadora de Chiapas, aquella que supo contar las vicisitudes de los indios
y las tropelías de los blancos”.
Si
nos atenemos a esa declaración del Escritor portugués, tendríamos que recordar
que hasta no hace mucho tiempo, Chiapas era el estado símbolo del atraso
mexicano. Ello motivó el levantamiento armado de los indios del sur, con su tan
intelectual y desenfadado líder enmascarado.
Por
todo lo anterior los quiero invitar a releer y conocer la obra de Rosario
Castellanos, sus libros: Trayectoria del Polvo, en 1948; Apuntes para
una declaración de fé, en 1948; De la vigilia estéril, en 1950; Dos
poemas, en 1950; El rescate del mundo, 1952; Presentación en el templo,
en 1952, entre muchos otros libros de poesía, dramaturgia y ensayo
principalmente.
Y
por supuesto, al invitación para que lean “El eterno femenino”.
*Castellanos,
Rosario. El
Eterno Femenino. FCE, 1975
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