viernes, 29 de junio de 2012

EL ETERNO FEMENINO DE ROSARIO CASTELLANOS

ROSARIO CASTELLANOS
Rosario Castellanos es una de las más conocidas poetas mexicanas. Publicó varios libros de poesía, aunque alcanzó el éxito con su primera novela, Balún Canan, en la que representa la evolución del indigenismo mexicano y expresa poéticamente el pensamiento indígena inmerso en un mundo de injusticia e incomprensión.
Nació en la Ciudad de México el 25 de Mayo de 1925. El 7 de agosto de 1974, falleció en Tel Aviv, donde fungía como embajadora de México en Israel, víctima de una descarga eléctrica de una lámpara doméstica.
Recién nacida fue llevada a Comitán, Chiapas, la tierra de sus mayores. Ahí hizo sus estudios primarios y dos de secundaria. Regresó a la capital a los dieciséis años. Se graduó de maestra en filosofía en la Universidad de Madrid. Ejerció con gran éxito el magisterio en México y en el Extranjero.
Hace más o menos como 20 años que leí su obra de teatro El Eterno Femenino. La obra me impactó tanto, por su indigenismo y el tratamiento del tema femenino, que mi primera exposición individual de pintura que presenté en San Luis Río Colorado se llamó justamente El Eterno Femenino, y se realizó en el Centro de Seguridad Social, del Seguro Social, en 1982.
En El Eterno Femenino de Rosario Castellanos, todas las mujeres tienen un común de calidad. Son artífices de la historia, seres de su época que entendieron su momento histórico y lo supieron interpretar. Todas son inteligentes, astutas, dinámicas, decididas, activas y al mismo tiempo siguen conservando su feminidad y su belleza, pues no han renunciado a nada.
En El Eterno Femenino la exposición, que inauguró mi vida artística, las mujeres cuyas imágenes son frecuentes en la obra, se fusionan con el paisaje del desierto. No son necesariamente personajes, pero sí símbolos de una presencia que distinguirá mi obra pictórica aún hasta en estos nuevos tiempos.
Sor Juana, la del convento; Carlota, la de Maximiliano; La Malinche, la de Cortés; Eva la de Adán, toman vida, y en la obra y aparecen no opuestas a sus complementos masculinos, porque Rosario Castellanos entendía muy bien que la lucha feminista de su época, como la de hoy, es contra la sociedad en general que las margina, no contra sus pares.
Según una reseña que leí ayer, José Saramago bautizó AaRosario Castellanos como la “Emabajadora de Chiapas, aquella que supo contar las vicisitudes de los indios y las tropelías de los blancos”.
Si nos atenemos a esa declaración del Escritor portugués, tendríamos que recordar que hasta no hace mucho tiempo, Chiapas era el estado símbolo del atraso mexicano. Ello motivó el levantamiento armado de los indios del sur, con su tan intelectual y desenfadado líder enmascarado.
Por todo lo anterior los quiero invitar a releer y conocer la obra de Rosario Castellanos, sus libros: Trayectoria del Polvo, en 1948; Apuntes para una declaración de fé, en 1948; De la vigilia estéril, en 1950; Dos poemas, en 1950; El rescate del mundo, 1952; Presentación en el templo, en 1952, entre muchos otros libros de poesía, dramaturgia y ensayo principalmente.
Y por supuesto, al invitación para que lean “El eterno femenino”.
*Castellanos, Rosario. El Eterno Femenino. FCE, 1975

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