POEMINIMOS |
Efraín Huerta nació
en Silao, Guanajuato, el 18 de junio de 1914. Su inicial labor literaria, la
realizó en la revista Taller, que fundara, junto con
Rafael Solana, Octavio Paz, Alberto Quintero, Rafael Vega y otros.
Huerta ha sido el creador de los famosos premunimos. Desde joven, cuando
iniciaba su carrera literaria, ostentaba ya sus posiciones políticas, las que compartía
con artistas de la talla de José Revueltas, Juan de la Cabada y Octavio Paz.
Carlos Monsiváis,
afirmó de Huerta: “a partir de su doble lealtad, a la poesía y al compromiso
político, produjo una obra, que va de la excelencia lírica al desenfado, que
conoce su primera madurez en la celebración del amor y la defensa de la
Republica.
Octavio Paz dijo de
Huerta: “Lo conocí desde los años preparatorianos, en que, con Rafael Solana,
hacíamos la revista Taller Poético. Efraín fue mi compañero de poesía”.
Juan de la Cabada
dijo que: “Los últimos contactos cercanos que tuve con Efraín, fueron en el
movimiento que nosotros teníamos aquí en México en apoyo a la Revolución
Sandinista”.
Viajó por los Estados
Unidos y Europa. El gobierno de Francia le otorgó en 1945 las Palmas
Académicas. En 1952 visitó Polonia y la Unión Soviética.
Su poesía fue reunida en un tomo de más de seiscientas
páginas editado por Martí Soler y publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1988.
Libros: 1935 - Absoluto amor; 1936 - Línea
del alba; 1944 - Los hombres del alba; 1943 - Poemas de guerra y
esperanza; 1950 - La rosa primitiva; 1951 – Poesía; 1953 - Poemas
de viaje; 1956 - Estrella en alto y nuevos poemas; 1957 - Para
gozar tu paz; 1959 - ¡Mi país, oh mi país!; 1959 - Elegía de la
policía montada; 1961 - Farsa trágica del presidente que quería una isla;
1962 - La raíz amarga; 1963 - El Tajín; 1973 - Poemas
prohibidos y de amor; 1974 - Los eróticos y otros poemas; 1980 - Estampida
de poemínimos; 1980 - Transa poética; 1985 - Estampida de
Poemínimos
Sobre el Poeminimo, opina el propio autor: Primero,
hubo algo así como un desconcierto; después, cierta agitación. Medio calmados
los ánimos, los poetas —sobre todo los poetas jóvenes— se dedicaron a
copiarlos, a imitarlos, con la peor fortuna. El poemínimo parece facilísimo
(cualquiera lo hace), pero los imitadores descubrieron que era endemoniadamente
difícil.
Hacerlo requiere de una espontaneidad diferente a la
del meditado epigrama, y de un maligno toque poético que lo coloca a cien años
de luminosa oscuridad del hai-kai (haikú); tampoco es un aforismo ni un
apotegma ni un dogma. Para llegar o medio llegar a un acuerdo, inventé el
término apodogma
—y todos tan intranquilos.
Estampida de
poemínimos, Efraín Huerta. México: Premiá editora de libros,
Col. Libros del bicho 18, 1980. El tiraje fue de 1000 ejemplares, 88 páginas.
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