Órbita de los elementos |
Por Manuel Cuen Gamboa
Agradezco en primer lugar a Rubén Meneses que me haya
invitado para hacer los comentarios de
la presentación de Órbita de los elementos de Ignacio Mondaca
Romero. En segundo lugar el autor por permitirme orbitar en torno a su obra
literaria y circunstancia, y en tercer lugar a todos ustedes por enriquecer,
con su presencia, el quehacer cultural de nuestra ciudad.
Antes de entrar en materia y con el permiso de quienes
me acompañan en esta mesa, deseo informales que en completa complicidad con Rubén
Meneses, estamos trabajando para que después de algunos años de ausencia,
vuelva a la vida cultural de México la editorial que nos permitió convertirnos
en autores publicados, que nos conocieran mas allá de las fronteras, me refiero
a Editorial Papel que alcanzó a publicar más de una docena de títulos,
principalmente de autores locales. Antes de que se realice el Quinto Encuentros
de Poetas, deberá estar impreso y circulando el primero de los títulos de este
nuevo proyecto.
El segundo anuncio que me permito hacer, es que
estamos igualmente trabajando en forma conjunta para reunir los testimonios del
trabajo literario de los poetas locales nacidos entre 1950 y 1982. Muy pocas
evidencias existen de quienes han publicado por lo menos un libro y consolidado
en su caso, una trayectoria literaria. Esperamos darles resultados muy pronto
sobre estos dos proyectos culturales.
Vamos pues a lo que nos trajo a esta reunión.
Dice Octavio Paz, que el poema es un caracol, donde
resuena la música del mundo y metros y rimas, no son sino correspondencias,
ecos, de la armonía universal. Así, en la colección de poemas narrativos de
Ignacio Mondaca, los elementos entran en correspondencia con los recuerdos de
la experiencia vital.
Los elementos en órbita permiten la comprensión del
cosmos, donde convive todo lo existente. Narrar los entornos, le permite al autor
orbitar alrededor de un lenguaje que a veces se convierte en invitación al
viaje; regreso a la tierra natal: “El mundo se apoltrona bajo un
signo/prominente de equipatas”.
Como en cronopios de Cortázar, en esta obra no existe un orden
cronológico. El tiempo es arbitrario, resuena en el silencio del desierto, se construyen en andamios
de fronteras y se amortaja en los aires del trópico o quizá se derrama en el
agua en ciernes.
Órbita de los elementos obtuvo el
reconocimiento del jurado del decimo Concurso de Poesía del Pitic. De acuerdo al dictamen de los jurados, la obra muestra
unidad temática, lírica y conceptual, capaz de crear un universo escritural
propio y de gran riqueza imaginativa, que destaca por la creación de imágenes
contundentes y marcada narratividad, además de establecer un diálogo
referencial con el arte plástico e intertextual con la tradición lírica que
precede al autor.
La poesía revela este mundo; crea otro. Evocar
la palabra como ráfagas
que nos deslumbran, para desaparecer después casi con la misma rapidez: “Ojo
de pez y de serpiente que finge cerraduras” efímera imagen de la luna
como “espejo
que adultera la ventana”. Los
elementos en la obra de Ignacio Mondaca nos revelan, con el ojo de su palabra, lo
que ha sido su experiencia vital, transitada entre ciudades que van desde el trópico
hasta el desierto.
Finalmente, como bien dice Vicente Huidobro: “Que el verso sea como una llave/que abre
mil puertas” porque a fin de cuentas “El
poeta es un pequeño Dios”.
Muchas gracias.